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Alborada, mi estancia primera,
Lindo umbral de mi inicio escolar;
Blanco surco que el grano recibes
Ofreciéndote noble a guardar.
Riégalo con esencias que impulsen
A su vida buscar perfección,
Donde el mal nunca encuentre cabida,
Al contrario, sea el bien fin y acción.
Tú conformas la trinidad pura
que comienza en el niño, ilusión;
la esperanza de padres se añade
y la fe del maestro da unión.
En tus patios soleados de ciencia
busco alegre, encontrar mi saber
y descubro una fuente que emite
doctos sones formando mi ser.
Hoy te canto feliz, Alborada,
la primera escuela local
de Loncoche, del Valle Carrera
Casa ilustre, pionera ideal.
Tú estás hecha de manos morenas,
de voz laica, urbana y rural,
del mapuche, del blanco, el mestizo;
pluralista, es tu sello especial.