El monitor, Roberto Chaura es quien enseña violín cada semana a los niños de 4°, 5° y 6° años. Para él, la música es el arte de producir y de combinar sonidos de una manera tan agradable al oído, que sus modulaciones conmueven el alma. Explica, que los primeros pasos consisten en enseñar a cómo colocar los brazos, las manos, los dedos; las partes del instrumento: arco - violín y cómo moverlos para producir el sonido. 

El monitor corrige posturas, movimientos, toca delante del alumno, etc. En tanto que el alumno observa, escucha, intenta, e imita. “El aprendizaje consiste en la asimilación de las reglas que da el profesor”, comenta.

“Me dan un MI, un LA, un RE, un SOL…” dice el monitor, quien a su vez indica que en estos momentos están en la etapa de sacar sonido. Posteriormente – agrega-  iniciarán la fase de digitación, la cual determina la ubicación y las posiciones de dedos y manos que cada alumno deberá adoptar para tocar una pieza. “Esta  etapa no deja de ser compleja, ya que las manos de cada persona son diferentes y una digitación que resulta adecuada para un ejecutante puede no serlo para otro".

Finalmente, señaló que aún queda mucho trabajo por hacer. Que los alumnos están motivados y que con el tiempo van a conseguir las habilidades necesarias. El aprendizaje nunca termina, concluyó.